Sep 232013
 

Tu coche hace un ruido extraño, notas que el paquete de kleenex tiene extrañas vibraciones sobre el tablero, que una marcha no entra o que el consumo de gasolina es inversamente proporcional al cociente de refracción gausiana de los faros antiniebla que, por cierto, ni siquiera llevas instalados.

Estás jodido. Lo más probable es que se trate de la junta de la trócola. La reparación te va a costar un riñón, pero además saldrás del taller mecánico con el mismo ruidito, aunque en una rueda diferente, o, quizás con el tiraflector de mirilla corta desalineado, lo que puede provocar subvirajes o sobrevirajes en condiciones climáticas especiales.

¿Si, si, vale, pero que es la junta de la trócola?

Si atendemos a la definición de la Real Academia de la Lengua Española, la trócola es, entre otras acepciones, una «rueda acanalada en su circunferencia y móvil alrededor de un eje. Por la canal o garganta pasa una cuerda o cadena en cuyos dos extremos actúan, respectivamente, la potencia y la resistencia.» Es decir, una trócola no es más que una polea.

¿Entonces, a que viene todo este jaleo de las trócolas?

Mucha gente identifica erróneamente la junta de la trócola con la junta de la culata, una simple aunque carísima pieza de goma  o incluso papel, que se coloca entre el bloque motor y la culata para conseguir un cierre hermético que soporte las explosiones del motor, evitando que los gases de la combustión  se comuniquen con  el agua de la refrigeración o con el circuito de lubricación del motor.

Otros aseguran, creo yo que en un intento por darle algo de credibilidad al origen de la frase, que la trócola es la manera que tienen algunos mecánicos de la vieja escuela de denominar las juntas homocinéticas que permiten transmitir la potencia del motor a las ruedas y, permitiendo el giro de estas de manera que tengamos direccionalidad.

Lo único que tienen en común todas esas piezas es que el conductor medio no suele tener ni idea de lo que son, pero sabe que la factura le va a costar un ojo de la cara, y se irá a su casa sin tener claro si le han cambiado algo o todo está como antes, ya que su vieja cacharra sigue siendo la misma, aunque funciona.

En realidad, el origen de la frase, a mi entender, es un anuncio publicitario de una marca de puritos (cigarrillos) que se pasó por la radio en España sobre los años 2004 o 2005.

El anuncio de puritos Reig

El famoso anuncio lo realizó la gente de Goma Espuma para puritos Reig. El lema o argumento de esta era invitarte a fumar un purito Reig siempre que tuvieses un problema, y verías la vida de otra manera.

Recuerdo oir el anuncio durante las retransmisiones deportivas de la cadena Ser los domingos, mientras volvía a casa con el Citroën BX heredado que tenía entonces, y también mientras trabajaba en la cabina de un parking los domingos para pagarme los estudios. Nunca he sido muy aficionado al futbol pero confieso que más de una vez sintonizaba los canales deportivos sólo para escuchar este anuncio y otros similares de los que se radiaban en aquel momento.

Volviendo al tema, el anuncio representaba un españolito de a pie que llevaba su coche al mecánico por un problema (es decir, se caía a trozos, que es cuando nos acordamos de los mecánicos) y este le contestaba, con absoluta profesionalidad que «o es el tapacubos o es la junta de la trócola,  y como sea la trócola, prepare la pasta… «. El cliente, tal y como se presentaría ante un quiromante, contestaba con un «a ver, a ver…» y después de una pausa tragica el mecánico contestaba con un «Vaya, pues es la junta de la trócola, prepare medio kilo».. tras lo cual se invitaba al cliente a fumarse un purito Reig para tranquilizarse.

Hubo varias versiones del anuncio con frases memorables como «se ha enganchado un piñon a la correa del bendix y ha tirado del manguito de la carrocería y se ha encogido todo… aunque la trócola se ha quedado intacta, ¡eh!. ¿Te la llevas así o te la envuelvo para regalo?».

Aquí tenéis un youtube más que memorable con una recopilación de algunos, si no todos, de aquellos anuncios. Merece la pena escucharlos.

Este cachondeo de la junta de la trócola entra directamente al subconsciente del conductor medio, conecta con el terror que uno sufre cada vez que pisa el mecánico, donde lo único que es capaz de comprender es el importe de la factura, ya que el resto de explicaciones nos suenan a chino.

Y justamente de eso es de lo que vamos a hablar en este blog, y por eso he escrito este primer artículo. Hablaremos de cualquier cacharro susceptible de usar una junta de la trócola, de las aventuras que pueden vivirse con ellos, de los coches, motos o esperpentos mecánicos más absurdos, extraños o impresionantes que existan, y de las burradas que pueden verse sobre ruedas.

  3 Responses to “La junta de la trócola. La historía jamás contada”

  1. En 1974 con mi R-6 de segunda mano, flamante y muy orgulloso de la compra, pasé por el Taller «del amigo» en Madrid.
    Allí me habló de las Trócolas.
    Todo, todo según lo cuentas con tanto gracejo en este blog.
    Durante los últimos 20 años en Paraguay escucho y sigo recordando LA HOMOCINETICA.
    Hoy se me argumentó más genéricamente el TREN DELANTERO.
    Gracias por la historia de GOMAESPUMA.

  2. He leído en varios post, que el origen de la frase es de un anuncio de Gomaespuma, pero esto no es así.
    Cuando yo era un mocoso, ya ya paso de los cincuenta, esa frase, ya era utilizada como ejemplo de timo en los talleres para quienes no sabían de mecánica. Seguramente los chicos de Gomaespuma lo conocían y lo aplicaron a su anuncio con la gracia que les caracterizaba.
    Un saludo

  3. Cuando dicen «trócola» hablan de la transmisión. Una barra que conecta el movimiento del motor desde la caja de cambios hasta la rueda.La «junta de la trócola» no es más que el «guardapolvos», una funda de goma que mantiene la grasa en las articulaciones de la transmisión. Si esa junta se rompe la articulación de metal pierde la grasa y se llena de suciedad, lo que acaba por romperla. Lo normal en vehículo de tracción delantera es tener dos articulaciones una que permita trabajar a la suspensión mientras gira la rueda, y otra que además permita trabajar a la dirección durante el giro. La funda de la articulación de la dirección suele estar cerca de la rueda, a menos altura que la de suspensión, y esta más expuesta a posibles roturas. Por suerte hoy en dia los materiales de goma son más resistentes y ya no es tan frecuente oir hablar de trocolas. Saludos.

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