Los rusos siempre han sido una nación con fama de gente dura, trabajadora, pero a la vez algo tristes y melancólicos y quizás por eso, algo aficionados también a la anarquía. En un intento por lavar esa imagen y acercar el modo de vida ruso al mundo, un día se reunieron todos los rusos y decidieron poner una cámara en el salpicadero de sus coches, y de esa manera, consiguieron inundar Youtube con sus vídeos.
No sabéis cuan agradecido estoy por ello, porque me va a permitir empezar una nueva sección en este blog que tituraré Crazy Russians y que va a estar destinada a las habilidades al volante de los hijos de la Gran Madre Rusia.
Vaya a modo de aperitivo, un pequeño vídeo demostrativo de las costrumbres de la zona.
Después de una estricta observación científica sobre videos como este, estoy en disposición de formular algunas proposiciones.
Los rusos son grandes videoaficionados.
Según parece, no hay ruso que se precie de ello que no lleve una cámara en el salpicadero filmando permanentemente todo lo que ocurre a su alrededor. Por el momento, desconozco el motivo de esto, creo que es algo relacionado con los seguros, o quizás es la versión ex soviética del «gran hermano te vigila». Los americamos pusieron a los de la NSA a leer las las guarradas que le envías a tus amigos por gmail o twitter, y según parece los rusos decidieron que era mejor implantarle a cada ciudadano un tercer ojo.
Sea como sea, no importa el estado en que se encuentre el coche, el trasto más roñoso que circula parece llevar una cámara en el parabrisas.
Al igual que los españoles, desconocen la junta de la trócola y, además, les importa un huevo.
No hay más que ver los trastos desvencijados que se gastan, las ruedas recauchutadas con 30 años de vida, y la absoluta incapacidad de esos coches para frenar o mantener la trayectoria recta. Estamos seguros que los mecánicos rusos tienen uno de los indices de depresión y alcoholismo más altos del mundo. Allí, cuando hay que cambiar la junta de la trócola lo solucionan con un poquito de cinta americana y 2 chupitos de vodka para pasar las penas.
No nos gusta generalizar y, por supuesto, no todos los coches son así. También vemos algunos vehículos con estándares europeos, bastante bien conservados.
Existe una cierta probabilidad de tener que solucionar las disputas a tortazos.
Todavía debemos confirmar esta teoría, pero a juzgar por la manera en que huyen del lugar del accidente en cuanto se baja el conductor del otro coche, diría que en caso de tener una disputa de tráfico es bastante fácil que te rompan la cara o quizás algo peor. Vemos que los conductores tratan el tema de «hacer el parte» con mucha seriedad, la mayoría de las veces tirando marcha atrás y acelerando fuerte. Esto parece ser especialmente habitual en caso de coche roñoso que impacta contra BMW M5 o similar con cristales tintados. Según parece, no están por hostias.
Practican una conducción británica.
Al igual que el conductor español, los rusos son amantes del estilo de circulación británico. Siempre circulando por la izquierda y adelantando por la derecha. Esto genera algunas tensiones una vez en la carretera, ya que los legisladores se empeñan siempre en no escuchar al ciudadano y han decidido que el carril izquierdo será el empleado por los vehículos que circulan en sentido inverso.
El ruso medio, es decir, aquel que no se quedó estampado en el radiador de un camión en su primera práctica de autoescuela, sabe que si adelanta por la izquierda es muy probable que vengan coches de frente. Por eso, es fácil que decida hacerlo por la derecha aunque deba usar el arcén.
Los frenos son caros.
Cambiar los frenos es caro, y por eso, es mejor no usarlos. No hay problema al volante que no pueda solucionarse siguiendo el procedimiento de 1)»Me cagüen too'» (pronunciar en ruso) 2) Tocar el pito. 3) Cagarse en todo nuevamente, 4) Pegar uno o varios volantazos mientras se repiten los puntos anteriores aleatoriamente y 5) Ahora si… tocar el freno.
Como decía Carlos Sainz, los pedales están para usarlos
Los pedales están allí para usarlos y no debemos tener vergüenza por ello. O se usan o no se usan, pero eso de darles un toquecito con suavidad es una mariconada. Por eso, cuando es necesario tocar el freno, se espera hasta el último segundo y entonces se emplea a fondo, provocando un inmenso derrape, ayudado por la transferencia de masas que facilitan unos amortiguadores de la época de Stalin, unas ruedas recauchutadas según la fórmula secreta de Rasputín y una dirección tan desalieanada que permite al coche dar la vuelta y volver sólo a casa si nos entra sueño.
Los peatones sirven para alegrar la conducción.
Y es que es entrañable ver a esas babushkas atravesando una calle de 5 carríles y doble sentido haciendo caso omiso a todo lo que pasa a su alrededor. En Rusia se respeta mucho a los mayores, por lo que antes preferirás hacerte un piercing con el parachoques de un autobús que atropellar a esa entrañable babushka.
No toda la culpa es de los rusos. El clima también tiene algo que ver.
Quisiera acabar este artículo aclarando que este es un blog de humor y que en ningún momento he querido ofender a nadie. Vive mucha gente en Rusia y, además, es un país con un clima extremo que dificulta sensiblemente la conducción. Sirva de ejemplo el siguiente vídeo con conducción nevada en el que podemos ver como, en muchos casos, los accidentes son simplemente eso, accidentes.